Desde hace décadas, científicos en todas partes del mundo han trabajado en una vacuna que prevenga la aparición de la caries. Pero, a pesar de avances aislados en un lado y otro del orbe, no hay nada concreto. ¿Te has preguntado por qué?
La respuesta que hoy te traemos va más allá de la teoría de que a la industria dental no le conviene que las personas no sufran de caries. Es una cuestión más científica.
La caries dental es considerada una enfermedad infecciosa y crónica más común en niños y adolescentes. La causan bacterias (la más común la Streptococcus mutans) que se mezclan con la saliva y crean placa dental. Allí, las bacterias se alimentan de azúcares y otros carbohidratos, con los que producen un ácido que se adhiere a los dientes, afectando el esmalte.
Sería excelente que una vacuna resuelva este problema, sobre todo en niños, que sufren mayormente la caries por su dieta. Pero aún no es posible. ¿Por qué? Son decenas de bacterias –y no una– que actúan como un todo y la vacuna debe afectarlas a todas, y no a una, como han sido las investigaciones para desarrollar la vacuna.
Este descubrimiento de una firma gallega y que estuvo a cargo de Áurea Simón, de la USC, abre un nuevo campo de estudio preventivo sobre la caries dental y una nueva línea de trabajo para una futura vacuna.