Aunque no es muy normal, es probable que tu bebé nazca con dientes. La estadística indica que uno de cada tres mil niños viene al mundo con piezas erupcionadas, que han bautizado como dientes natales.
Pero no es razón de alarma. Estos dientes son de leche que no han desarrollado su raíz muy bien, aunque a simple vista se ven normales.
Si es el caso de tu bebé, no hay razones para alarmarse. Lo primero que debes hacer es visitar al dentista para que haga una revisión y defina el tratamiento que se llevará según el caso.
Si el diente natal tiene movilidad es que su raíz es muy débil o inexistente. El odontopediatra procederá a extraerlo, porque incluso existe el riesgo que el neonato se lo trague.
El procedimiento deberá hacer después de los 14 días de nacido, cuando ya tiene la vitamina K, que ayuda a coagular la sangre.
Si el diente no tiene movilidad, entonces tiene raíz. En este caso, el especialista pulirá el borde filoso del diente reduciendo la formación de úlceras en la lengua del bebé y en el seno de la madre.
Si la lengua del bebé está ulcerada deberá aplicarse soluciones especiales que aliviarán las molestias y acelerarán el proceso de cicatrización.