El parto es uno de los momentos más importantes en la vida de una mujer y todo lo que envuelve a esta ocasión puede ser de gran ayuda para las madres primerizas. La respiración no es la excepción y se ha comprobado que es fundamental para aliviar el dolor causado por las contracciones e incluso para ayudar a la dilatación.
Bien sea por miedo, nervios o ansiedad, las futuras madres tienden a presentar una respiración deficiente, lo que origina un parto mucho más tardado y complicado. Debido a la importancia de este tema, en unCOMO hemos decidido enseñarte a cómo respirar en el parto para controlar el dolor.
Por qué es importante aprender a respirar en el parto
Lo principal es que sepas cómo comienza todo el proceso de la dilatación. Este se lleva a cabo gracias a una hormona llamada oxitocina, que es la responsable de generar las contracciones que dan inicio al parto, así como de mantener un ritmo constante para que la dilatación del cuello uterino sea más rápida.
Cuando hay factores, bien sea externos o internos, que te ponen ansiosa o nerviosa, se detiene la segregación de oxitocina y es cuando comienzan las complicaciones con la dilatación, los dolores intensos y contracciones poco efectivas. Desde el frío del cuarto donde te encuentres, hasta tu miedo a dar a luz, puede jugarte una mala pasada en el momento del parto y aquí es donde la respiración tiene un papel súper importante.
Respirar adecuadamente, no solo durante el parto, sino durante todo el embarazo ayuda a liberar endorfinas, las cuales se comportan como un analgésico natural para contrarrestar los fuertes dolores. Esto en conjunto te ayuda a que las contracciones sean mucho más eficientes y que el dolor disminuya considerablemente.
Cómo respirar durante las primeras contracciones
Cuando comienzan a aparecer los primeros dolores que anuncian el parto, es muy común sentir nervios o incluso pánico; ten en cuenta que cuando esto sucede tus hombros y cuello se tensan, poniéndote en una situación de estrés a ti y a tu bebe, lo que puede ocasionar adormecimiento de los dedos o mareos. Lo principal es calmarte y controlar la respiración superficial o jadeante que estés presentando.
Cuando aparezcan las contracciones, apóyate en una mesa, un mueble, mantente de pie o siéntate sobre tus rodillas, como más cómoda te sientas. Comienza a inhalar profundamente por la nariz hasta que sientas cómo tu vientre se expande. Lo normal es que sientas una ligera presión en la vagina, pero tranquila, que eso significa que lo estás haciendo bien. Aguanta el aire un par de segundos y exhálalo por la nariz de manera suave y sonora; mantente así y cuando venga una nueva contracción, asegúrate de respirar profundamente de nuevo.
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Jadear durante las contracciones fuertes
Cuando comienzan las contracciones realmente fuertes es que el asunto se complica, pues la respiración se agita y se vuelve aún más superficial, sin embargo, jadear no está del todo mal y ayuda a expandir el abdomen, presionando así el útero y fomentando la liberación de oxitocina.
Lo más recomendable es inhalar muy profundamente por la nariz y exhalar por la boca en siete tiempos, esto se refiere a expulsar el aire de forma fuerte pero en cortos periodos. Puedes ayudarte de sonidos como “uf-uf-uf” para que el jadeo sea más eficiente.
Ya cuando te encuentres a unos 7 u 8 centímetros de dilatación, los 2 restantes serán los más dolorosos, por lo tanto es muy recomendado ayudarte de movimientos pélvicos para relajar el vientre y mejorar la circulación. Los puedes realizar de pie o bien a gatas e igualmente ayudarte de algún trapo que puedas morder o presionar fuertemente. Si necesitas gritar, grita, recuerda que eso te ayudará a manejar el dolor.
Buenas respiraciones para un parto sin dolor
A esto también se le conoce como fase de expulsión y aquí los dolores son un poco diferentes y la respiración es indispensable. Inhala profundamente, lo más que puedas y mientras exhalas presiona tu pelvis para ir a ritmo con la contracción; es súper importante que concentres tu energía en los músculos del vientre y no esfuerces tu cuerpo en general para evitar el agotamiento, mareos o nauseas, las cuales pueden ser normales por los roces del útero con el peritoneo.
Después de dar a luz es momento de expulsar la placenta y aunque ya se fue el mayor dolor, siguen habiendo contracciones leves y aquí la respiración profunda es muy importante para hacerlo rápidamente. Después de haber culminado con esto, lo único que queda es respirar normalmente y disfrutar porque ¡YA ERES MAMÁ!
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