Estas son algunas de las conclusiones que se desprenden de la investigación llevada a cabo por grupos de expertos de ambos centros universitarios, y que han sido publicadas por el portal noticiasdelaciencia.com.
El estudio ha sido posible gracias a la colaboración de 18 participantes a los que se les colocó un dispositivo emisor de calor en su mano izquierda, que de manera paulatina experimentaban un aumento de la temperatura. De esta forma, en el momento en el que los participantes sentían algún tipo de molestia, presionaban un pedal para detener este dolor.
Gracias a los espejos que estaban presentes a lo largo de todo el estudio, los científicos pudieron comprobar que los participantes siempre miraban su mano izquierda. De esta sencilla manera, los investigadores que desarrollaban el estudio pudieron demostrar que tan sólo con ver la mano se reducía la sensación de dolor.
En la otra parte de la investigación los científicos emplearon espejos cóncavos y convexos para que los participantes vieran su mano más grande. La conclusión a la que llegó el grupo de científicos fue que cuando la mano se veía más grande, los participantes podían tolerar niveles mayores de calor generado por el dispositivo emisor antes de indicar que sentían dolor.
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