Te entendemos perfectamente. Ha llegado el verano, todos se han quitado la camiseta y puede que te arrepientas ahora de no haberte cerrado un poco más tu cuerpo a lo largo del año. Y no solo es una cuestión del apariencia: el deporte te ayuda a mantener unos hábitos saludables y a estar más tranquilo y a gusto contigo mismo, por eso de las endorfinas. Pero ese es precisamente el problema: no te gusta el deporte. No tires la toalla, tal vez solo es cuestión de empezar. Juanjo Rodríguez, entrenador personal, impulsor de 21fitness12 y consejero deportivo de GQ, te da varias claves para que muevas el esqueleto si tú también eres de esos negados para el fitness. Ponlos todos en práctica.
El factor que más nos desmotiva es el esfuerzo. Hacer ejercicio conlleva un esfuerzo y para ello hay que estar mentalizado. Si fuera algo sencillo no nos costaría nada. Todo lo demás son excusas que nos ponemos nosotros mismos para sentirnos un poquito mejor.
A toda la gente le digo que lo primero que hay que hacer es buscar la rutina, la que mejor le venga a cada uno, ya sean 15, 30 o 45 minutos. Lo importante es decirle a la mente que tiene que hacer algo. El resto vendrá.
Si no te gusta hacer ejercicio, debe buscar deportes que realices con amigos o con un grupo con el que socialices con el paso de las sesiones. De esta forma asociarás la actividad física con un momento divertido.
Para las dos cosas recomiendo lo mismo, ya que para tener más tono muscular y estar definido tenemos que perder esa grasa. Buscaría centros de entrenamiento donde realicen clases de tonificación y sesiones de grupos reducidos, entre cuatro y cinco personas.
La temporada alta es de abril a julio. Todo el mundo piensa en el verano.
Lo mejor es tener un planning organizado en nuestra rutina de la semana. De otra forma no conseguiremos ser constantes.
Siempre es mejor hacerlo acompañado, te motivaras mucho más, pero si ves que los entrenamientos duran mucho y que en vez de entrenar estáis todo el rato parados, hazlo solo.
Siempre te motivas y te esfuerzas más cuando lo haces en grupo, o con otra persona. Entrenar solo cuesta un poquito más.
Hacerlo al aire libre siempre despeja más la mente y hace la sesión más ligera. El problema es que llega un momento en que no puedes llevarte todo el material fuera y necesitas ir a un gimnasio para mejorar los objetivos.
Lo mejor es planificar las sesiones y las que necesiten poco material hacerlas al aire libre y cuando tengas que levantar más pesas, realizarlas en el gimnasio.
Si no te gusta el gimnasio, comienza en casa. Búscate una rutina que puedas hacer y cuando con el paso del tiempo necesites ir al gimnasio, te aseguro que buscarás la mejor opción, ya que tu mente te pedirá hacer ejercicio.
Por un lado, entrenar en casa te evita tener que desplazarte, perder el tiempo cuando las pesas están ocupadas… Por otro, debes ser constante y tener una rutina muy marcada. Si no, siempre buscarás una excusa y te pondrás a hacer otra cosa o te tumbarás en el sofá.
Las apps tienen aspectos positivos y negativos. El problema es que hay tantas funcionalidades que la gente tarda más tiempo en buscar lo que quiere hacer que en ponerse a ello. Pero si encuentras una que te ayude, utilízala, ya que lo importante es hacer ejercicio y mejorar tus hábitos saludables.
Fuente: Revista GQ