En el artículo de hoy te explicamos las consecuencias de no reponer los dientes extraídos, una situación más común de lo que parece, pero a la que debemos prestarle atención por su impacto estético y a nuestra salud oral.
Según los especialistas, cuando no se reponen los dientes extraídos, se suele producir una migración de los dientes adyacentes hacia el espacio libre, sobre todo, de los situados posteriormente y un crecimiento o extrusión del antagonista que mordía contra el extraído
Expertos de organizaciones como COEA han indicado que “el grado de estos desplazamientos es variable, pero puede llegar a ser muy pronunciado. En todo caso, las migraciones no consisten en una traslación, sino en una inclinación, con lo que la forma de las arcadas se modifica y con ello la eficacia masticatoria”.
- En este sentido, estas migraciones pueden derivarse varias situaciones para tener en cuenta:
- Defectos de la intercuspidación o « engranaje » de los dientes, que pueden limitar la masticación y provocar unas dolencias de las articulaciones de la mandíbula (la articulaciones témporo-mandibulares o articulación cráneo-mandibular) y del cuello, que se acompañan de mareos: es el llamado síndrome disfuncional (o dolor-disfunción) cráneo-mandibular o témporo-mandibular.
- Además, si con las migraciones de los dientes adyacentes el espacio estrechado no llega a cerrarse del todo puede resultar muy problemática, incluso imposible, una adecuada reposición protética.
- Lo mismo ocurre cuando algún diente de la arcada contraria, extruido, se inmiscuye y ocupa parte de la altura del espacio correspondiente al diente extraído.
- Un mayor riesgo de caries en los contactos de los dientes adyacentes al extraído con los dientes vecinos, porque al aflojarse los puntos de contacto, hay tendencia a la penetración y retención (empaquetamiento) entre dichos dientes de restos alimenticios, que sirven de alimento a los gérmenes causantes de caries.
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