Evitar el descontrol alimenticio en verano

Llega el verano y, con él, el disfrute: tiempo libre, descanso, viajes, playa, comilonas… Pero que no haya obligaciones no equivale a bajar la guardia o descuidarse, más bien es al contrario: el bienestar empieza con el cuidado de uno mismo, y qué mejor manera de hacerlo que vigilando nuestra alimentación.

Porque con el aumento del tiempo libre y la llegada del buen clima, se incrementa también el número de horas que pasamos fuera de casa, comiendo y bebiendo en bares o restaurantes. Los malos hábitos alimenticios se multiplican en estas fechas: comer a deshora, darse atracones, viajar en ayuno… Y todo, sin hacer apenas ejercicio.

 

Consejos para no descuidar la alimentación en verano

El dietista-nutricionista Jose Luis Flores nos ofrece algunas pautas que debemos seguir si no queremos agriar nuestras vacaciones con problemas de salud o malestar físico a causa de malos hábitos alimenticios:

1. Hidratátate: Las altas temperaturas así lo exigen. Lleva siempre una botella de agua fresca y disfruta de las limonadas y zumos naturales.

2. Di ‘no’ a los atracones: Las comidas copiosas son atractivas a los ojos, pero nunca debemos llegar al punto de arrepentirnos de haber comido demasiado. Come hasta saciarte, nunca hasta llenarte.

3. Márcate un horario: Las comidas abundantes provocan que nos saltemos las siguientes, y eso crea ansiedad para la que viene después, provocando que comamos en exceso. El experto recomienda realizar de 4 a 6 comidas diarias para no llegar siempre con hambre y saciarnos con más facilidad.

4. Toma fruta: Disfruta de la fruta fresca y de temporada como la sandía, el melón, las cerezas, el mango o la piña, porque además de ser rica en vitaminas, nos aporta fibra, antioxidantes y carotenos y nos ayuda a estar bien hidratados.

5. Evita el frito y el rebozado: Mejor usa la plancha, la brasa, el vapor o el horno. Y si lo acompañas con una salsa saludable y ligera, como la vinagreta, no necesitarás más añadidos.

6. Come pescado: Nos aporta proteínas y es de fácil digestión. En los lugares de playa, además, lo encontraremos en los mercados fresco, a mano y a mejor precio.

7. Cuidado con el helado: Si no puedes vivir sin él en verano, puedes hacerlo tú mismo en casa con frutas y leche o yogur. Una práctica divertida, saludable y de resultados sabrosos.

8. Ojo con las tapas: El tapeo es muy frecuente durante el verano, así que debes intentar optar por aquellas tapas que contienen verduras y alimentos ricos en proteínas, como los ibéricos, las gambas, los langostinos, el pulpo, los calamares o los chocos. Volvemos al punto 5: evita todo aquello que venga frito, rebozado o con salsa.

A la hora de viajar en avión

El nutricionista nos recomienda no viajar en ayuno y evitar también comer en exceso o los alimentos copiosos, que pueden darnos náuseas o hinchazón durante un viaje, sobre todo si es en avión.

“Lo ideal para consumir en un avión son los frutos secos (ni fritos, ni salados), aunque si queremos algo más, una ensalada es una buena opción. Sin embargo, lo mejor es haber comido antes de subir al avión, pues será más económico y podremos manipular nosotros lo que vamos a comer”, matiza el experto.

En cuanto a las bebidas, recomienda el agua y, si se quiere algo diferente, podemos pedir agua con gas, que también es muy saludable. Aunque durante un vuelo no hay riesgo a sufrir una mayor deshidratación, puesto que los aviones están bien aclimatados y siempre provistos de bebidas, el experto insiste en la importancia de evitar siempre la sed.

Para los más pequeños

Al igual que con los adultos, con los niños debemos evitar o restringir todos esos alimentos tan omnipresentes -especialmente en verano- e insanos: dulces, chucherías, pasteles, bebidas carbonatadas y azucaradas, helados industriales y ultraprocesados: una buena alternativa es hacer helados caseros con frutas, para que puedan disfrutar de un dulce real y saludable.

El nutricionista recomienda que les preparemos la comida en trocitos antes que triturada, siempre que el niño pueda masticar: “Las ventajas de que coman comida sólida es mucho mayor que la de comer comida triturada, abarcándose una mayor palatabilidad, una mejor percepción de la saciedad y un mejor y necesario trabajo por parte de nuestro sistema digestivo”.

Siempre que se pueda, será mucho mejor un potito casero, con alimentos frescos y naturales y fruta y verdura de temporada, que uno de supermercado. Respecto al agua que se le añade, si nos encontramos en una zona donde la de grifo es potable, será igual de saludable usar esta que la embotellada, y más económico y ecológico. Recordemos que no hay diferencia entre ambas y que el agua del grifo potable está sometida a tratamientos y regulaciones muy estrictas.

Añadir aceite de oliva a los potitos siempre será una buena idea: “El aceite de oliva virgen extra tiene muchas propiedades beneficiosas para nuestro organismo, evita problemas gastrointestinales, mejora nuestro sistema inmune y estimula la mineralización ósea. Contiene vitamina E y ácido oleico, por lo que también regula el colesterol sanguíneo”. Se trata de un alimento con el que podemos y debemos contar siempre, tanto en la alimentación diaria de los adultos, como en la de los más pequeños.

Fuente. La Vanguardia

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